Por la reacción refleja al dolor, el maestro lo soltó, y el animal cayó al agua pereciendo de nuevo entre las aguas. El maestro intentó sacarlo una y otra vez, y una y otra vez el alacrán intentaba picarlo.
Alguien que lo había observado todo, se acercó al maestro y le dijo: Maestro, cómo estás tan ciego. ¿No entiendes que cada vez que intentes sacarlo del agua el escorpión intentará picarte?
El maestro plenamente consciente de lo que hacía, le respondió: La naturaleza del alacrán es picar, pero eso no va a cambiar la mía, que es la de comprender y la de ayudar de manera incondicionada a los demás. Y entonces, sirviéndose de una hoja, el maestro logró sacarlo del agua salvándole la vida.
Aunque tu reacción primera sea ofensiva, no cambies tu naturaleza bondadosa cuando alguien te hace daño; tan sólo toma precauciones. Algunos persiguen la felicidad en la vida, sin saber muy bien como conseguirlo, haciendo incluso daño a los demás. Otros la crean dándoles un sentido más edificante e imprimiéndoles coherentemente un carácter intencionado a sus actos.
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